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Prohibición Plásticos de un solo uso

El reciclaje ha demostrado ser insuficiente para atajar el problema de la contaminación plástica que afecta al mundo. Se estima que solo se ha logrado reciclar el 9% del plástico que se ha producido, se ha incinerado el 12% y el 79% se encuentra en los botaderos y en el ambiente.

Una de las causas de esta crisis ambiental se origina en que, si bien el plástico es un material que cuenta con infinidad de bondades, el ser humano ha optado por desarrollar elementos plásticos que responden a la satisfacción de necesidades inmediatas y que luego se convierten en desechos que permanecen en el ambiente por décadas. A estos productos se les identifica como plásticos de un solo uso. Pitillos, vajillas, bolsas, soportes para bombas, películas para envolver, son algunos de los elementos plásticos que abundan en el mercado y que son adquiridos con frecuencia para luego ser desechados casi de forma inmediata, sin que el consumidor, el comercializador, ni el productor, se preocupen por el destino del producto, ni por su imposibilidad de biodegradación en condiciones naturales. Sin embargo en los últimos años se han difundido de forma masiva el impacto que estos desechos han tenido, especialmente en los ecosistemas marinos, evidenciando cómo tortugas, peces y algunas aves, quedan atoradas, consumen o se les incrustan distintos productos plásticos, lo cual ha generado un consumo más consciente y moderado. Sin embargo, la responsabilidad no puede recaer exclusivamente sobre el consumidor. Es necesario que tanto los productores como los comercializadores de estos productos respondan por los elementos que sacan al mercado y de los que luego, una vez desechados, no se están haciendo responsables, a pesar de ser conscientes de que se trata de un material que no se puede biodegradar ni en un corto ni en un mediano plazo en el ambiente. Por esta razón, se plantea la necesidad de que Colombia se sume a la lista de países que ya han optado por adoptar medidas legislativas tendientes a la prohibición de la fabricación, comercialización, transporte, importación y exportación de plásticos de un solo uso. Esta medida que solo impacta a una parte de la industria del plástico, es la única forma de responder a la crisis ambiental generada por la contaminación de este producto en ecosistemas marinos y terrestres y es también el mejor complemento a las acciones que ya han venido adelantando los consumidores.

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